martes, 8 de enero de 2013

EN RECUERDO A NUESTRA QUERIDA ANA

 

 
 
Esta es una entrada en mi blog que nunca me hubiese gustado publicar. Pero la vida es así, y va a sustituir a las que tenía intención de escribir con motivo de nuestras celebraciones navideñas.
 
El pasado viernes, día 4 de enero a las once de la mañana fallecía en el Hospital de Pamplona, después de año y medio de luchar contra un cancer de pulmón, nuestra querida e irrepetible amiga Ana Zabalza.
Quisiera plasmar en este homenaje, todos los sentimientos que en este duro momento se me agolpan en el corazón.
En primer lugar un sentimiento de rechazo y repulsa ante la injusticia de esta vida en algunos casos. ¿Por qué tiene que morir una persona tan buena y que tanta falta hace a una edad tan temprana? ¿por qué nos tiene que dejar cuando le queda tanto por hacer y disfrutar de la vida? ¿por qué tienen que llegar estos sucesos que hacen sufrir a tanta gente? Los que somos fieles creyentes, intentamos ampararnos en la fe, pero estos casos nos crean grandes e importantes dudas.
En segundo lugar, un sentimiento de orgullo por la entereza con que ha llevado su enfermedad. Desde aquel fatídico 19 de mayo de 2011 en que el médico nos comunico la aparición del tumor, Ana siempre ha dado muestra de una entereza inusual en estos casos. Nunca le hemos visto desfallecer ni desmoralizarse. Siempre tuvo la fuerza de tirar hacia delante. 
En tercer lugar (y el más importante), un sentimiento de agradecimiento. Agradecimiento por haber tenido la oportunidad de conocer y disfrutar de una buena y grandísima amiga. El destino hizo que nos conociésemos cuando nuestra familia llevaba la Venta de Ucar y por allí aparecía todos los fines de semana a cenar con su entonces novio Luis. Desde aquellas fechas (hará más de veinte años) la amistad ha sido muy importante en nuestras vidas. Una amistad basada en la sinceridad y el apoyo mutuo, en la constante unión día tras día, en las confidencias durante la cena o las copas que cientos de veces hemos compartido, Y es que Ana era una persona que con su buen humor, nos hacía olvidar todos los problemas que pudiéramos tener.
Y en cuarto lugar un sentimiento de satisfacción. Satisfacción, porque estos días se ha demostrado la enorme huella que Ana ha dejado entre la gente. Los cientos de personas que han pasado por el tanatorio y posteriormente en el funeral en Cirauqui nos confirma lo mucho que la gente le quería. Y es que ella, con su amistad y cariño hacia la gente se ganó el afecto de todos.
 
Ana, la huella que has dejado en nosotros es imborrable. Quiero que estos sencillos párrafos sirvan de homenaje hacia tí, en agradecimiento a tantos y tantos ratos que hemos pasado juntos  y a tantos momentos vividos entre nuestras dos familias.




NUNCA TE OLVIDAREMOS