miércoles, 7 de marzo de 2012

JAVIERADA

Primer fin de semana de marzo. Fecha marcada en el calendario navarro como primera Javierada. Acto tradicional y multitudinario (aunque parece que cada vez menor) de la sociedad navarra que visita tras larga caminata a su patrono San Francisco Javier.
Al ser una época a caballo entre invierno y primavera, el tiempo es imprevisible. Desde años con abundantes frios e incluso nevadas, hasta dias explendidos con sol radiante, caso de este año. Quizás, a decir de los pereginos, demasiado calor para tan larga caminata.
Haciendo referencia a nuestro pueblo de Ucar, hace muchos años la cuadrilla que se juntaba para la peregrinación hasta Javier, con escala nocturna en Sanguesa, ya que antes la mayoria de los pereginos hacia noche en esta ciudad  para participar al dia siguiente en el Via Crucis, era muy numerosa. Y si no, fijaros en estas fotografias, cedidas por Jesus Irure Huarte y Jose Luis Huarte, en la que aparecen un extenso grupo de vecinos de nuestro pueblo capitaneados por Don Sotero. ¿Los conoceis a todos? A mi alguno se me escapa y no puedo averiguar quien es.




 
Este año también hemos tenido representación en la Javierada, aunque no tan numerosa como aquella de los años 70. Alguno se animó y salió desde Ucar(60 kms aproximadamente) otros desde Noain (48 kms) algunos desde Monreal (35 kms) y los menos atrevidos desde Liedena (12 kms) Eso sí, una vez en Javier, visita al templo, una vuelta por la zona y a dormir a casa. He aquí algunas imagenes de los caminantes 





2 comentarios:

Anónimo dijo...

La primera Javierada la hice de niño con el colegio Los Agustinos de Pamplona. Me dolieron muchísimo los pies todo el camino hasta la iglesia de Santa María la Real donde dormimos con buena calefacción hasta la hora del Vía Crucis del último tramo del camino hasta el castillo. El dolor de pies era insoportable porque el profesor se fijó en dos ocasiones en mi calzado puesto al revés todo el camino. La primera dentro de la iglesia asombrado y la segunda una vez en el castillo perplejo después de haberme comido las estaciones del Vía Crucis hasta el castillo con unos dolores terribles de pies que todavía me duelen. Han pasado más cuarenta años de aquello. Hubo otras Javieradas después pero con la lección bien aprendida. Las recuerdo con mucho cariño.

Anónimo dijo...

Una de las peores Javieradas que hice fue por cumplir la promesa de hacerla con mi mejor amigo en agradecimiento de cosas suyas. Yo, como por entonces era muy golfo para rato pensaba después que se presentaría en mi casa justo de empalmada borracho perdido. Pues, con lo puesto y con mal cuerpo cumplí la promesa andando hasta Sangüesa pero de tal guisa que parecía un cadáver andante. Una vez en Sangüesa para tomar un tente en pie me cayó tan mal que mi amigo comprendió que la cosa iba en serio y se ponía fea por momentos. Llamó a mi padre para que viniera a buscarnos antes de caer más desfallecido, débil y moribundo entre otras cosas por el frío que hacía en Sangüesa. La verdad que después de haber echado sapos y culebras por la boca vi un bafomet guiñarme el ojo. No miento.