Miércoles 10 de Agosto; 18,30 horas: Nuestra querida Beatriz, rodeada de su marido Jose Luis y su hijo Victor y acompañada por sus hermanos, y con una enorme paz interior, fallece en el Hospital de Navarra. A pesar de lo esperado del desenlace, la situación nos llena de una tristeza y desilusión enorme. Tras 9 meses de larga lucha, la enfermedad ha podido con sus ganas de vivir y de seguir hacia adelante.
Desde que entró a formar parte de nuestras vidas hace más de 20 años, podría definir a Beatriz con tres palabras que han marcado su devenir en esta relación: Trabajo, sencillez y cariño.
Beatriz Beloqui Percaz nació en Etxaleku en el seno de una familia con nueve hermanos. Muy joven tuvo que trabajar duro para ayudar en las tareas domesticas de una familia numerosa. Pasados unos años se incorpora al trabajo en el grupo Mondragón pasando posteriormente a la fabrica Bertako, en donde conoce a Jose Luis Gallardon. El 16 de julio de 2000 su hermano Paco preside la ceremonia de su boda con Jose Luis en la ermita de Santa Maria de Eunate. Una hermosa ceremonia de la que guardamos un bonito recuerdo, tanto de la celebración religiosa como de la gran fiesta que tuvimos seguidamente en el Hotel Jakue.
Durante todos estos años que hemos tenido la suerte de tenerla entre nosotros hemos podido disfrutar de su bondad y cariño día tras día. Siempre dispuesta a echar una mano en todo lo que hiciese falta y a participar de todas las celebraciones que hemos tenido. En los cumpleaños, en las graduaciones de Ainara y Susana, en la comunión de Victor, en nuestras fiestas patronales, tanto en Añorbe como en Ucar, en las largas partidas de cartas (que por cierto no se le daba muy bien, pero ahi estaba para hacer numero), en las celebraciones navideñas aportando su exquisita voz en los abundantes villancicos que solíamos cantar, etc.
Tal como dijo Paco en la homilía de su funeral, lo que cuenta de una persona tras el paso por esta vida es la huella que deja. La que nos ha dejado Beatriz va a ser una huella imborrable que perdurará en nuestros corazones mientras vivamos.
En estos momentos tan duros nos reconforta la satisfacción de haber comprobado lo querida que era en todo su entorno, por las muestras de cariño que hemos recibido en estos últimos días en el hospital, en el tanatorio y en la iglesia de Mendillorri. Familiares (mención especial a todos sus hermanos y sobrinos que se han volcado con su apoyo y ayuda), compañeros de trabajo, amigos, vecinos del valle de Imoz y de los pueblos de Vadizarbe, etc. han estado mostrando su ánimo y expresando el gran cariño y amor que sentían hacia Beatriz. Esa es la huella que ha dejado.
Y ahora solo nos queda recompensar el cariño que nos ha dado apoyando y ayudando en todo momento a Jose Luis, que con tanto mimo, dedicación y esmero le ha cuidado en todo este periodo de su enfermedad, y a Victor. Bea, ten presente que así lo haremos.
Y como bien dijo Nerea en el homenaje al final del funeral (por cierto, ¡¡ Que precioso!!):
AL CIELO HA LLEGADO UNA GRAN BEA.
Y como aportación particular aquí dejo un amplio reportaje fotográfico de estos últimos años vividos entre nuestra familia
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